Durante las sofocantes tardes de verano y sentados debajo de un árbol, contemplamos como ese cuadro de naturaleza, que nos había obsequiado nuestro señor;
El camino de la suerte es escribirte con mucha prolijidad sentado en el pasto del parque y sobre el reglón de nuestro cuaderno, una pequeña carta de amor:
Remitente: Señor Bruno Monterdi
¡Buenas tardes!¡Hola, Delia! ¿Cómo estás? He decidido hacerte este pequeño obsequio en modo de poesía para nuestro nuevo aniversario de noviazgo y para que tú leyeras sobre como aún sigo pensando en ti.
Tus palabras son como el viento,
una brisa ligera que nos lleva hacia otro lugar.
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