domingo, 13 de mayo de 2012

Capítulo 1: La iniciación de los quehaceres de Sembrando nuestro amor:
Todo inició en una mañana soleada donde Elmindra de estatura media, de unos cincuenta y seis años, de cabellos rubios con mechas blancas atados, con unos ojos azules de como un tranquilo mar de invierno, de piel muy pálida, llevaba puesta un delantal rojo salmón con partes de letras que decían son i you to love abrió la puerta blanca con partes aguamarinas, caminó hacía las persianas marrones oscuras, la levantó con el pasacintas de colores turquesa con partes verde musgosas donde  los rayos del sol traspasaban las persianas. la habitación de kiarina era un poco pequeña, tenía un ropero naranja con partes ocre en una de las paredes a la izquierda, unas paredes empapeladas que tenían imágenes de nuevos músicos y letristas que ella admiraba desde que tuvo trece años, los cerámicos del piso eran de colores almagres.
Más tarde Kiarina con sus cabellos rubios oscuros semi recogidos en ese mismo instante se dió vuelta de su cama azuleada con partes de beige blanquecinas para que no le molestará el sol, su madre que levantó las persianas, la miro con una cara de mandona.
Al rato Elmindra le dijo a su hija con su voz casi senil:- Kiarina levántate que tienes que ir a ayudar a tu padre con el huerto- replico seria su mandamás.
Kiarina entredormida le contestó con su voz aguda y un malhumor intolerable:- ya voy mamá, déjame dormir unos segundos más por favor, ayer estuve con muchos exámenes, se buena conmigo por favor- suplicó con una dulce voz como la de una niña dulce.
Su madre con un suspiro exhalo el aire que tenía en sus pulmones de la pesadez que tenía y con una cara de enojada le respondió observándola a su hija:- está bien hijita, pero luego levántate para marcharte a ir a ayudar a tú papá y antes de que la plaga ataquen a las cosechas y al huerto que nos llevo muchos años cuidándolo para un momento especial que tenemos- manifestó lo primero severa y  lo último con unas lágrimas que se le caían sobre su rostro bello a los pocos segundos.
Kiarina A los pocos minutos se despierta con sus bellos ojos azules, de piel pálida, tenía puesto un pijama rosado. Al instante se pone derecha en su cama contra el respaldo de la cama y le pregunta curiosa mirándola a su madre:- ¿para qué momento especial guardas el huerto? ¿cuándo me lo dirás? ¿hay algo que tenga que saber mamá?- cuestionó muy interesada.
Elmindra contestó un poco cortante:- te lo diré más adelante kiarina para que momento especial será, pero ahora cambiando de tema cámbiate de ropa, vístete y peínate para ir a ayudar a tu padre, vamos levántate de tu cama- otra vez contestó enfadada y a la vez ordenando.
En ese preciso momento añadió con sus gestos de ambas manos de que se levantará ella y más tarde dijo :- vamos, vamos, no seas vaga, tu padre ahora te necesita- replico lo último más mandona de lo normal.
Después su madre se iba casi retirando desde la puerta de su alcoba le dijo mirándola:- Kiarina mírame, perdón por si soy tan mandona a veces o casi siempre, tan mala o poca mala si fui con vos esta mañana, es que luego de lo que le ocurrió a tu hermano hace mucho tiempo creo que dejé de ser esa madre cariñosa, buena que fui con vos cuando eras niñas y cuando ahora sos casi una señora pero me convertí en esta madre que seguramente me odiarás- replicó toda sus palabras nuevamente con un rostro lleno de lágrimas que se le caía por su riñador.
Kiarina al instante la mira y le contestó con inocencia:- te perdono mamá, también quiero pedirte disculpas si hoy o en toda mi vida soy rebelde, pero desde que no está más mi hermano, la familia ha cambiado mucho y demasiado, lo he notado- expresó igualmente con unas lágrimas a lo último que dijo.
Al rato se acercó hacía su mamá que estaba saliendo por su alcoba, la abrazó tan fuertemente que la madre hizo lo mismo con su hija, la abrazó con un cariño infinito que se notaba en su rostro que de a poco todo el maquillaje puesto se le iba desapareciendo.
Posteriormente Elmindra la dejo de abrazar por unos minutos y luego sin decir una palabra se marchó de la alcoba de Kiarina.
Kiarina al rato de luego de haber abrazado a su madre y de nunca haber olvidarse de aquel recuerdo bello de madre e hija.
Enseguida ella se sacó el pijama, de inmediato fue hacía el ropero rápidamente, se puso una vestimenta campesina, se recogió fugazmente su cabello con una trenza violácea que tenía en su cabellera
Después se marchó de su habitación, paso por el corto pasillo alfombrado de unos colores grises, las paredes tenían unos cuadros con imágenes de unas flores amarillas puestas sobre una mesa y a unos músicos tocando diferentes instrumentos musicales a lo lejos de una habitación.
En segundos baja muy rápidamente por las escaleras blancas sin ir a la cocina a desayunar.
Más tarde abrió la puerta principal de la casa y se dirigió hacía el huerto donde la esperaría unas sorpresas que ella nunca se hubiera imaginado...

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