sábado, 14 de noviembre de 2015

¡Bienvenido al blog, a nuestro querido y gran estimado escritor argentino: El señor Pancho Aquino, queridos amigos!

¡Permiso! ¡Buenos días, buenas tardes o noches, chicos y chicas! ¡Hola, chicos y chicas! ¿Cómo están? Queremos compartir junto con todos ustedes, una dedicatoria especial.

Queremos compartir y presentarles desde la ciudad de Córdoba Capital, Argentina, junto con toda mi familia, con todos mis seres queridos y amigos, tantos para cada uno de ustedes, como así también; para cada una de sus familias, para cada uno de sus seres queridos y amigos, el cuento que se titula: "La valija del abuelo" y fue escrito por el gran escritor argentino de libros infantiles: El señor Pancho Aquino.

Cuento: La valija del abuelo.

Autor: Pancho Aquino.
Nuestro abuelo fue siempre un ser muy amable y jovial. A pesar de sus ochenta y tres años, parecía un niño.
Él nos permitía todo lo que nosotros queríamos, lo único que no debíamos hacer era tocar una vieja valija que guardaba en su habitación. Muchas veces le preguntábamos qué tenía adentro, pero él no nos respondía nada, aunque, por supuesto, nosotros queríamos saber que había en esa valija.
Así, todos los fines de semana los pasábamos jugando con este ser tan especial, hasta que, cansados, nos quedábamos profundamente dormidos.
Una noche, ruidos extraños nos despertaron.
Escuchábamos la voz del abuelo y otras voces, parecían niños muy contentos.
Luego, las voces se apagaron y nos volvimos a dormir.
Al día siguiente, le preguntaron al abuelo quién lo había visitado, pero él, muy seriamente, nos contestó que nadie había estado en su habitación. Durante todo ese día, el abuelo llevó una sonrisa en los labios, estaba muy feliz.
Un día, estábamos solos en la casa y no pudimos vencer la tentación; fuimos a buscar la valija y la abrimos. De repente, una luz brillante nos encandiló y vimos aparecer un duende, a un ángel, a un hada y una montaña de juguetes viejos y relucientes, al mismo tiempo.
El duende se levantó y dijo: "Chicos, no se asusten, nosotros somo amigos del abuelo. Hace muchos años, desde que era pequeño, nos guarda en esta valija, que para él es como el cofre de un tesoro. Algunas personas guardan dinero, propiedades; otras cosas materiales, pero él quiso conservar al niño que un día fue. Por eso, es feliz y vive bien, reuniéndose, cada noche, con sus recuerdos con sus juguetes, su inocencia y su niñez nunca perdida.
Todos tenemos la oportunidad de elegir.
Ustedes pueden, desde ahora, empezar a guardar. Consigan una valija y, a lo largo del tiempo, vayan llenándola con aquellas cosas que sean parte esencial de cada momento de su vida.
Recuerden que siempre que nos necesiten, nos encontrarán dentro de la valija donde guarden sus juguetes, los recuerdos, el amor y y el deseo de seguir siendo niños".
Cerramos la valija y salimos al parque; estábamos muy emocionados cuando vimos al abuelo regresar por el sendero. Su rostro nos pareció el de un niño, un niño al que recordábamos haber visto entre las fotos viejas del álbum que la abuela, muchas veces, nos había mostrado.

Fin.
Señor Pancho: ¡Lo queremos y admiramos mucho!
Señor Pancho: ¡Siga así!

¡Sigan así, queridos amigos y queridas amigas!

¡Los queremos mucho, queridos amigos!

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