sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo 1: Demoles la bienvenida a la nueva mucama de Amor en la cocina
la historia comienza cuando Ángeles Lopiftin es contratada en la casa de los Megirintil.
A la entrada principal de la casa que era  muy amplío tenía unos pisos de madera de colores marrones oscuros, también tenían una escalera con unos catorce escalones en el centro del living, con unas barandas doradas para sujetarse,en el lado izquierdo del living había dos sillones morados separados a pocas distancias de las paredes empapeladas, en el lado derecho tenían otro sillón morado con partes amarillas puesto en la mitad del toro pasillo que daba hacía la cocina, las ventanas principales de la residencia tenía unas cotinas de colores blancos atados con un lienzo grisáceo cada una, no obstante tenían  una mesa de colores marrones oscuros muy larga con unas sillas esmeraldas.
Mientras tanto Ángeles puso su cartera en uno de los sillones que estaban arrimados hacía la pared. Luego vió ella que bajaron de las escaleras sus nuevos patrones y padres de la familia rica el señor Marcelino Rogelio Megirintil  que era pelado, sus ojos eran de unos colores azules, con un aspecto de gordo y un poco alto, su vestimenta tenía un traje negro con corbata negra y zapatos negros y la señora Keibriela Casandelia Adroficop, sus cabellos eran de colores rojizos recogidos, de una figura esbelta, sus ojos eran de colores azules, su piel era blanca, la vestimenta que llevaba puesta era de maxifaldas blancas con zapatos blancos.
Al rato los dos patrones y su nueva trabajadora se sentaron en distintas sillas.
 Marcelino se sentó un poco lejos donde estaba la silla de cabecera.
Keibriela se sentó en la silla donde era la mesa de cabecera y Ángeles se sentó en la silla que estaba puesta en el medio de la mesa.
Más tarde su jefe le dijo a su nueva empleada con su voz de viejo sentado dirigeindo su mirada hacía la joven:-esta contratada señorita Lopiftin-dijo serio mirando a los ojos a su nueva empleada.
Ángeles asombrada lo mira y le dice:- mu, muchas gracias señor, no se arrepentirá- dijo sorprendida lo primero y lo último poco asustada...

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