jueves, 31 de julio de 2014

Recuerdos de abuelos: año 2014

¡Hola, chicos! ¿Cómo están?, Quiero compartir junto con todos ustedes, una nueva anécdota de mi querida y gran estimada abuela paterna, que se llama Alba.

El día jueves, ella me invitó a acompañarla al supermercado para que le ayudara a buscar, junto acompañado con una lista que ella llevaba en su mano derecha, verduras, frutas y alimentos que ella necesitaba. Una vez que ambos habíamos llegado a las cuatro y media de la tarde al supermercado, ella me dijo mirándome a los ojos y entregándome su lista.

—“¡Querido mío!, ¡Nico!. Mientras que tú vayas buscando los artículos del hogar, las especias para hacer en los próximos días la salsa especial para hacer los fideos, entre las demás cosas; yo me voy a buscar las verduras, luego cuando tú hayas hecho todo lo que te he podido, ve hacia la verduleria y espérame ahí, ¿Sí, tesoro mío?”— Me preguntó con un tono de voz cálido. Por lo que le contesté observándola a sus bonitos ojos.

—“Sí, sí, querida Trompis”. Posteriormente cuando terminé de hacer todas las compras que ella misma me había pedido que le hiciera, me dirigí hacia los pequeños puestos de verduras. Cuando la observé a mi abuela a no muy poca distancia, me aproximé con el carro del supermercado y le pregunté arrimándome hacia uno de sus oídos.

—”¡Hola, Trompis!. Ya te he hecho casi todas las compras de los artículos para tú casa; ¿Quieres que te siga ayudando con las verduras?, ¿Quieres que te compre zanahorias y un poco de calabacin?—. Y ella me contestó observándome de reojo, casi tapándose su boca con su mano derecha y a su vez riéndose en voz baja.

—“¡No estaría nada mal la idea, Nico!, Bueno, bueno, querido. aceptó tú propuesta. Ten, toma estas dos bolsas que te he sacado y búscame ese calabacin que vi en uno de los otros puestos de verduras con forma de picaporte, para poder ingresar a su mundo”— Contestó mi querida y gran estimada amada, matándose de risa tanto ella, como el resto de unas dos personas, quienes se encontraban allí, pesando las verduras en la balanza del señor verdulero, por lo que ella había dicho.

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